Los farmacéuticos comenzaron a participar activamente en un asunto de salud pública, como es la infección por VIH, cuando el fenómeno de las drogas se convirtió en un problema social y empezaron a aflorar enfermedades ligadas al consumo de las mismas. Los Colegios Oficiales de Farmacéuticos y el Consejo General vieron la necesidad de colaborar en este tema y, por ello, trabajaron desde el principio en la formación e información de los profesionales farmacéuticos sobre los efectos de las sustancias psicoactivas y de los problemas derivados de su uso incorrecto. Este fue el primer paso para conseguir una implicación activa de los farmacéuticos en labores de tipo preventivo y asistencial con los consumidores de drogas.

La colaboración de la Farmacia con el Plan Nacional sobre Drogas se inició a mediados de los años 80 y años más tarde se extendió al Plan Nacional sobre Sida. El Consejo General de Farmacéuticos viene colaborando, desde hace más de 14 años, con la Administración central para que los farmacéuticos puedan disponer de todos los medios a su alcance para colaborar en la prevención de la infección por VIH.

Los proyectos que conjuntamente se habían desarrollado entre el Consejo y los Planes Nacionales sobre Drogas y Sida condujeron a que en el año 1998 se suscribiera un acuerdo de colaboración entre las tres entidades, a fin de desarrollar un "Programa de prevención del Sida y dispensación de metadona en las oficinas de farmacia". El objetivo de esta iniciativa es mejorar la calidad de vida de los usuarios de drogas por vía parenteral y minimizar las consecuencias adversas del consumo de drogas para los mismos y la propia sociedad, sin modificar necesariamente el hecho de la dependencia. Así, se confía a la oficina de farmacia el desarrollo de programas de prevención del Sida, entre los que destacaban los programas de intercambio de jeringuillas, programas de kit anti-sida y programas de dispensación de metadona.

Los diferentes programas han pretendido formar y estimular al personal de oficina de farmacia hacia nuevas formas de actuación ante los usuarios de drogas. Se han ido desarrollando cursos de formación dirigidos a los farmacéuticos y al personal auxiliar de farmacia, establecimiento de convenios de colaboración entre la Administración Sanitaria y los Colegios de Farmacéuticos, entre otros.

Igualmente, se diseñaron diversos materiales de apoyo. Se editaron folletos para los usuarios de drogas con consejos prácticos para evitar problemas asociados al uso inyectado de drogas y prácticas sexuales de riesgo. Igualmente, se ha distribuido a los farmacéuticos manuales de procedimientos sobre intercambio de jeringuillas y dispensación de metadona en las farmacias, y manuales de estrategias de reducción de los daños causados por el empleo inyectado de drogas.

Con el fin de seguir actuando desde las oficinas de farmacia en la prevención de la infección por VIH, el Consejo General y la Secretaría del Plan Nacional sobre Sida elaboraron para este año un folleto informativo "¿Debería hacerme la prueba del VIH/Sida?". La campaña sanitaria tiene como finalizada la promoción de la detección precoz de dicha infección, ya que una cuarta parte de las personas infectadas por el VIH ignora que lo ésta.  La iniciativa también pretende continuar con la promoción de la campaña realizada en 1999, donde se recomendaba la realización de la prueba del VIH en las mujeres que estén embarazadas o piensen tener un hijo. Igualmente, se extiende esta recomendación a las personas que han padecido alguna infección de transmisión sexual, las parejas estables que quieren dejar de usar el preservativo, a los usuarios de droga que comparten el material de inyección, entre otros casos.

Todas estas acciones suponen la consolidación de los farmacéuticos en una labor eminentemente sanitaria. Por este motivo, el Consejo seguirá poniendo en marcha todas las intervenciones que puedan ser eficaces para promover la prevención de las infecciones relacionadas con el uso inyectado de drogas. La accesibilidad y la cobertura territorial convierten a las oficinas de farmacia en establecimientos sanitarios estratégicos para realizar esta labor de salud pública. Además, en muchos casos, son las únicas estructuras sanitarias frecuentadas por usuarios de las drogas.